Quisiera compartir con ustedes este relato que encontré hace ya varios años en la red, y me fascinó totalmente, si tuviera algún talento para la escritura me gustaría hacer algo así.
Inspirada en la figura de Johnny Depp en sus años difíciles, esta escritora imaginó este cuento corto, lleno de fantasía y sensibilidad.
Sumérganse en él y déjense llevar, creo que lo van a disfrutar tanto como yo...
Érase una vez...
No he vuelto a ver a ese muchacho triste, lánguido en una ausencia de la que ni él se daba cuenta. Su propia ausencia. La primera vez que me habló de su vida fue para explicarme porqué no tenía sombra. Me dió un beso en la boca, apretado, como de niño y siguió mirando el mar con una mano tapando su ojo izquierdo.
Yo acababa de graduarme de la escuela de enfermería cuando llegué a esa clinica para adictos, me enviaron a cuidarlo. Mi labor era acompañarlo, que conversara con él.
Pero no me hablaba, sólo decía sí, no, y requería pequeñas cosas: un vaso con agua, un libro. Así que yo disfrutaba de la playa, junto a su silencioso paseante.
Leí su expediente, había pasado ya por los valles más oscuros y remotos de la heroína. No sé cómo seguía vivo. Estaba claro que no quería vivir: sobredosis, líos con la justicia, varios intentos de suicidio...comencé a preguntarme a quién le importaba tanto salvarlo, quién pagaba la cuenta de la clínica, la más exclusiva, la más cara. Nadie lo visitaba.
El Doctor Van Der Graff se encargaba de la psicoterapia. Una mañana en que Johnny -sólo a este nombre respondía- nadaba en la alberca, el doctor se me acercó para preguntarme si alguna vez Johnny hablaba conmigo. Le dije que no, y no pude evitar preguntarle si creía que tenía daño cerebral. "Mírelo-señaló con la barbilla a Johnny, que daba lentas brazadas bajo el agua-él no es la persona que usted y yo vemos. Es un actor llamado Johnny. Johnny Depp. Él lo cree de veras.".Mientras el doctor describía sus teorías de la personalidad múltiple, Johnny llegó a la orilla de la piscina, se limpió la cara, sacudió sus largos cabellos y me miró. Su mirada era una bandada de aves negras volando hacia mí.
"Tú crees que eres un actor"-le dije para provocarlo.No resultó.Me sonrió con los labios apretados, condescendiente. Volvió a su contemplación del mar. Entonces le dije una mentira: "si quieres, podríamos subir a uno de esos veleros que a veces se ven, a lo lejos". Johnny cambió su sonrisa por una expresión reconcentrada, como si estudiara las palabras que iba a decir. Al final continuó silencioso, pero ya en su mirada había un desasosiego que yo interpreté como el comienzo de algo, un avance. Lo acompañé a merendar y lo dejé en su habitación.
Días después tuvo un ataque de ansiedad, pero la crisis no fue tan severa, no como las anteriores, me dijeron. Al fin una tarde quiso salir otra vez a caminar junto al mar, iba despacio y me dejaba caminar a su lado, antes él siempre iba adelante; de vez en cuando se volvía para descubrir sus huellas, parece que esto le daba un placer enorme.
Súbitamente me detuve, estaba asustada, Johnny no tenía sombra. La mía se alargaba, resistía sobre la espuma que dejaban las olas a nuestros pies, seguía allí...pero él, él no tenía sombra. Se lo dije lo más tranquila que pude cuando me miró interrogante.
Entonces se me acercó y me dió aquel beso precipitado y distraído. No supe qué decir.
Johnny se tapó el ojo izquierdo, como para ver algo en el horizonte, luego siguió caminando y yo preferí ir detrás. Esos largos paseos terminaban junto a unos peñascos que recibían un abrazo sosegado del mar. Ahí se sentaba él. Con un ademán me pidió que me sentara a su lado. "Crees que estoy loco, verdad?" -me preguntó, le dije que no. "Estoy solo" -añadió-
Volví a decirle lo de la sombra.
"Las estrellas no tienen sombra" -fue su respuesta. Y me contó cómo la perdió: "mientras filmábamos Sueños de Arizona, la viste? Con Faye Dunaway y Lily Taylor. Debes verla. Un día en el que no filmábamos fui a ver a un sabio indio, un anciano. Me dijo que yo vivía con miedo de mi sombra. Y me la quitó para quitarme el miedo.Pero no hay porqué angustiarse, no vaga por ahí, la tengo adentro, entiendes?.Adentro. Con un dedo señaló las venas de sus brazos, las cicatrices de las agujas y la ansiedad.
Su cabello negro, lacio, casi llegaba hasta sus hombros. Un mechón le cubría media cara. Estaba delgado, comía poco. También un poco ojeroso, pálido, moreno pálido. La barbilla tenía un trazo decidido, varonil, duro. Su sonrisa era tímida. Y en sus ojos había una tristeza, sí, de ave negra. Johnny se dejaba observar. Me di cuenta de que me gustaba mucho lo que estaba viendo, así que puse mi mirada en el mar."Qué pasa en esa película, el sueño de quién?" - le pregunté- "es una película retorcida, sabes? Me gustan esas cintas, son mis favoritas. Faye es una mujer que sueña con volar. Lily, la hija de Faye en la historia, sueña con reencarnar en una tortuga" "¿Y tú?"-le pregunté-"¿Cuál es tu sueño?"
Johnny no contestó. El viento se perdía en sus cabellos, se llevó las manos a las sienes y dijo: "estoy cansado. Regresemos."
Van Der Graff estaba cerrando el expediente de Johnny, iba a darlo de alta, cuando anotaba sus conclusiones volvió a preguntarme si Johnny me contaba algo. Le dije que el otro día habíamos conversado sobre una de sus películas. El doctor arqueó las cejas "¿sus películas?"- preguntó taladrándome con sus ojos fríamente azules.
Esa tarde la jefa de enfermeras me anunció que Johnny se iría la mañana siguiente, que ya estaba "limpio". El resto del día me sentí muy irritable. Busqué al doctor y le confesé lo de la sombra. Se encogió de hombros y me dijo que la gente tiene ilusiones, supersticiones...en fin, que el caso de Johnny estaba cerrado.
A la hora acostumbrada salí con Johnny a caminar. Era una tarde fría, así que él llevaba una frazada blanca sobre los hombros, su andar meditabundo me irritó aún más. No decía nada. No iba a despedirse. Se iría y ya. Me detuve. Él sintió sus pasos solos y se volvió a mirarme. Se quitó de los hombros la frazada y me la dió "El velero -murmuró- "toma esta vela para tu velero".
Desde la ventana de su habitación vacía, vi a Johnny marcharse en una limusina negra, como ésas en las que viajan las estrellas de Hollywood. Las estrellas sin sombra.
SOCORRO BANEGAS. MÉXICO. 1998
Simplemente, es una bonita historia, no creen?
Buen fin de semana a todos!
P.D:Wendy querida, si pasas por aquí, quería comentarte que en toda la semana me fue imposible entrar a tu blog, me sale un mensaje raro, espero que se solucione pronto. Por ello no pude asistir al Club.
11 comentarios:
Qué belleza de texto, es realmente asombroso lo que puede escribir la gente con talento, me he quedado asombrada y conmovida.
"Las estrellas sin sombra"; me gustó particularmente esta frase.
Gracias por compartir este bello relato.
Por cierto, que el señor blogger sigue haciendo de las suyas, tendré que seguir tu ejemplo y dejar mensajes en las entradas para comunicarme con algunas personas a las que no puedo visitar.
Te deseo un lindo domingo, besos.
Jhony en una clínica de desintoxicación y una enefermera novata tuvo la oportunidad de estar a su lado, de pasear junto a él y escuchar sus reflexiones, sin duda se sentía solo y perdido, pasó por una época complicada y la droga no ayuda, al contrario hace más daño, afortunadamente pudo salir de las sombras. Cómo dices, quizás se trate solo de una historia que circula por la red.
Jazmin, hay mucho problemas con blogger aunque eres la primera que me avisa de que no puede accceder a mi blog, es terrible, me parece que ahora tampoco actualiza mis nuevas en entradas en el blogroll, en fin, no se cómo se solucionan estas cosas, intenta de nuevo a ver que pasa.
Besos y gracias por el aviso.
Hola que tal.
Soy anna del blog princesa.
He conocido tu rinconcito a traves de Eileen y sabes me encanta.
Yo tambien soy una apasionada de la escritura y sobre todo de jane austin.
Mi sueño es ser escritora y tengo un blog donde cuelgo mis cosillas,
Si quieres estas invitada ¿vale?
Te sigo.
Un beso
Me he quedado patidifusa leyendo este pequeño relato... firmado por Socorro, tú eres socorro?? Perdona mi ignorancia pero siempre te tengo en mi pensamiento como princesa Jazmín... si es así, espero que me lo digas... estaré pendiente de tu contestación, bueno, lo hago siempre, je, je...
Es soberbio, tan sosegado y callado que hace pensar y recapacitar... me ha encantado y lo he disfrutado, con paseos por la playa y viendo bellos veleros con capas blancas... Bss... amiga.
Ya entiendo porqué pasaste por mi blog y suspiraste por Johnny antes de despedirte.
Soñaste con él?
¡Qué placer iniciar la semana leyendo un relato- que desconocía, por cierto- en el que el protagonista es este chico de melena lacia y ojos misteriosos que nos vuelve locas!
Me alegra que esta chica creara algo así y de hecho me hace barajar la posibilidad de crear alguna historia en la que el protagonista posea el rostro y el carácter de nuestro Johnny jejejjejejeje
Besitos y cuídate, mi niña.
Precioso el relato, Jazmín. Y muy buenas las fotos de ese Johnny tan joven... Me alegra que te haya gustado el post del siglo XIX que te dediqué, es sólo el primero de una serie que iré preparando. Un beso grande, hasta la próxima!!!!!
Niña, ven al Jardín que estamos de fiesta!! http://caridad65.blogspot.com/2011/06/el-club-de-los-pololos-en-el-jardin.html
Bss...
Gracias chicas por pasar por aquí, y que les haya gustado este relato tanto como me gustó a mí.
Socorro Venegas es una escritora nacida en 1972, en México. Tiene cuatro libros publicados y además trabaja en medios gráficos y radiales.
Yo encontré este cuentito y apenas lo leí me sorprendió por su pequeña trama, es una fantasía tierna y muy respetuosa con la figura de Johnny.
Y si tengo una excusa para fotografías de J.D con el cabello largo, bienvenida sea!
Tengan lindos días todos!
Me encantó este relato y la explicación que da sobre la desaparición de su sombra es extraordinaria.
Un buen acierto al subirlo, Jazmín.
Besos y feliz fin de semana.
~Ade~
¿¿Fin de semana si estamos a miércoles?? Si que estoy mal jajaja.
Feliz semana, ahora si, jeje.
~Ade~
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